lunes, 1 de marzo de 2010

Un cesto de cerezas


En el lateral derecho de la pantalla, hay un enlace a los álbumes de fotos de Flikr. Concretamente, imágenes de cerezas.

¿Porqué elegí cerezas? Supongo que de entre las opciones disponibles, me debió de llamar la atención que hubiera una precisamente sólo de cerezas. Algo sumamante concreto y rebuscado. Pero luego ha sido una verdadera caja de sorpresas visuales, el juego que dan, en copas, en cestas, en botes, sobre una mesa, en tartas, en un vestidos, en el campo....

Su color rojo es vital, y me sube el ánimo verlas. Tan redondas y alineadas, como puntos suspensivos en negrita, tamaño 72 y color de fuente... rojo cereza.
O amontonadas formando racimos, camufladas cual uvas, o como rubíes en el cofre del tesoro.

Fotos que otras personas hacen y ofrecen, igual que te ofrece el campesino un puñado de lustrosas cerezas recién cogidas. Pero además, me gusta la idea del cesto de cerezas, en el que vas tomando una, y salen dos parejas enredadas con sus tallos. Y en la siguiente, te llevas otras dos que no esperabas. Así es internet, así es la vida últimamente. Un interminable cesto de cerezas maduras y sabrosas, que inesperadamente salpican mi día a día de manchas rojas, puntos a seguir, en una inacabable sucesión de experiencias.

Preciosas.
Rojas.
Dulces e irrestistiblemente ácidas.
Cerezas y palabras se llevan bien.

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