viernes, 4 de diciembre de 2009

100 años, abuela.


Si el que escribe esta entrada fuera Proust, describiría con suma precisión esa vaga sensación de que algo te reclama desde el fondo de tu alma. Ese cosquilleo cada vez que escribes la fecha del día: 4 de Diciembre.
Esta mañana, me ha pasado varias veces, quedarme con el bolígrafo en el aire, y pensar en qué tiene de especial el día. Lo celebraba hace años, era el cumpleaños de la Abuela Fina. Pero no, creo que no era hoy, me debo de estar confundiendo, no era un número tan redondo (4 es un tercio de 12), lo recordaría con esta asociación de ideas. Y lo malo es que hace tantos años que la abuela falta, que ya he olvidado hasta la verdadera fecha de su aniversario, y me confundo con otro cumpleaños de la familia.
Como una llamada insistente, este año, los números me tiraban de las orejas, cosa que no había notado en los anteriores 4 de Diciembre, desde hace una década, tal vez.

El resto del día, ha transcurrido de forma totalmente anodina, y hasta la noche, en que una llamada de mi madre me lo ha recordado, no he recobrado la sensación. Sí que era hoy, y además, precisamente este año en que el 4 y el 12 hurgaban en mi memoria, hubiera cumplido 100 años.

Cien años de historia, en la vida de una joven de pueblo, de uno de los pueblos más pequeños (pero armoniosos) de la península, como tantos de alrededor, que salió a buscarse un futuro a la gran ciudad. Aterrizó en Barcelona, a finales de los 20, si no me equivoco, en casa de una familia bien relacionada y con cierto status. ¡Cuántas anécdotas me contabas de aquellos pocos años! La más guapa de las criadas que iba al mercado. La única que se canbiaba de ropa y salía vestida de calle para ir a comprar, peinada y aseada. Con la ropa último modelo hecha por tí misma, con ese porte y ese estilo que te caracterizó siempre, incluso con el andar bamboleante por culpa de tus pies planos y tu obesidad, una vez pasados los años.

La dignidad y la sencillez que me inculcaste, la elegancia humilde que se respiraba en tu casa, los recuerdos innumerables e íntimos que pugnan por salir y quedarse flotando delante de la pantalla... Algún día podré tal vez convertirlos en palabras. Es difícil encontrarlas, como es difícil descubrir tanto señorío en una mujer mayor, en un pequeño pueblo toda su vida.

No hay ocasión, de entre las que tu recuerdo aparece, en que no me sienta orgullosa de pertenecer a tu estirpe de mujeres. Detrás mío viene un torbellino, que lleva en su pabellón la altanería, la elegancia, la reivindicación de la que tú no hiciste nunca ostentación. Pero que sobrevive a través de tus hijas, nietas, y generaciones sucesivas. Eso es lo mejor que te podia pasar, y la mejor herencia que nunca podrá recibir una mujer: un ejemplo como tú.

Buenas noches, y feliz centenario para nosotras.

jueves, 3 de diciembre de 2009

Rico, Francisco.“Poesía de España. Los mejores versos” . Círculo de Lectores. Capítulo introductorio titulado “Abecé de la poesía”.

He buscado en mi biblioteca este libro, para refrescar la memoria, y he tomado apuntes de este texto precioso, detallado y didáctico acerca de la creación poética.

Dice Francisco Rico que en las sociedades primitivas, la poesía y la religión se hallaban estrechamente relacionadas. Y el proceso creativo, también lo estaba con la experiencia sobrenatural. Posiblemente, para muchos la poesía sigue siendo un fenómeno esotérico. “Lo óptimo es gustar de la poesía, pero como cuando uno aprende a nadar, lo más importante es perderle el miedo”.

Explica también que “el lenguaje cotidiano se emplea, y cuando cumple su función, se desecha. (..) El poema puja por ser recordado exactamente en la misma formulación con la que ha nacido”. Y esto se consigue utilizando recursos de “fijación”, diversos elementos fonéticos, semánticos, rítmicos .. como las pausas, y el uso de la rima, tanto si esta es obvia al final de cada verso, como disimulada en el verso libre, conformando todo ello el “principio de reiteración”: “el poema imprime en el lenguaje un rasgo que normalmente le falta a éste, y que en cambio, caracteriza a la mayoría de los otros productos de la actividad humana: la simetría, la proporción.”

Esto lo relaciona con la necesidad en épocas remotas de transmitir fidedignamente la tradición cultural, cuando no existía la escritura, en una interesante teoría de la necesidad práctica de la poesía como recurso memorístico.

Termino con la preciosa explicación con la que inicia el capítulo (la ordeno por fragmentos porque me gusta más):

“Un poema es esencialmente un objeto verbal
forjado para permanecer en la memoria
y por ello construido por una red de vínculos
capaces de lograr que la evocación
de uno sólo de sus componentes
arrastre a la evocación simultánea de todos los restantes”

No sé si existe otra definición más precisa y a la vez cargada de elegancia que ésta. No en vano Francisco Rico es catedrático de Literaturas Hispánicas Medievales en la Universidad Autónoma de Barcelona y miembro de la Real Academia Española desde 1987, así como de la Accademia Nazionale dei Lincei y la British Academy. Ha editado numerosos clásicos medievales y del Siglo de Oro español y ha escrito varias obras sobre literatura e historia medieval y renacentista.

Hypatia y la elipse.

Primero fue la mujer, la consciencia de mi condición, y mi lugar. De mi importancia y de mi fuerza.
No fue rápido ni instantáneo, pero sí imparable e inocultable a mi razón. Supone aceptar el dolor, superar la decepción, el fracaso de la ilusión más grande que he tenido en mi vida. Y supone entender que no se puede pasar por encima de lo obvio y lo evidente.

Estos días hay una campaña contra la violencia de género y por la igualdad social. Dice así: ningún hombre será nunca más que yo. Sin llegar a denunciar situaciones extremas, esa frase sirve igualmente para asumir la condición de mujer esté con quien esté. Y sin ser más que ningún hombre. Tomar conciencia de ello es como apostar por un camino que se empieza con decisión y sin posibilidad de error.

(Precisamente, en la película de Amenábar, se pone de manfiesto el miedo de unos y otros por ser menos, o por que "el otro" sea más que nosotros. La violencia que nace del temor. El perro que enseña los dientes cuando está asustado y no sabe lo que pasa.)

Luego vino el descubrimiento, que ya se estaba produciendo a la par y desde antes: el arte, la precisión, el pundonor, el camino menos agradecido, la capacidad de sacrificio; y el método, la disciplina. Para mí, y en los demás.
Artistas, escritores , artesanos del milagro de la comunicación. El lenguaje es lo que nos hace humanos. Usar el lenguaje a conciencia nos hace excepcionales. El lenguaje como adquisicion propiamente humana, como hecho diferenciador. La comunicación y sus recovecos psicologicos.

Elegí mis debilidades. Una de ellas me ha traído hasta un símbolo: el carro. El carro celeste, la constelación. La Osa Mayor. El carro lorquiano que marca surcos en el polvo estrellado de los caminos. Como el camino que elegí tomar sin dudar.

La rueda alada, símbolo elegido de un ciruito, una gira, un ciclo, la rueda que se pone en marcha y nos lleva a lo inesperado, lo desconocido, la rueda que simboliza el movimiento imparable.

Tras la rueda y el carro celeste, vino el libro. Los cambios dentro de mi casa, que sacan a la luz cosas olvidadas, que hace tiempo me reclamaban su búsqueda. El libro que me hace reflexionar sobe tantas cosas: los simbolos, las causalidades, las decisiones, el momento oportuno, los talismanes. Y un documental. Y una verdad. Y ver con otros ojos mi propia cultura, como humana, y como miembro de la sociedad: el cristianismo, su origen mítico, sus raices ancestrales…

Todo ello rodando, rodando. Y luego, todo converge. De un viaje, sobre ruedas, con ruedas, de repente, el símbolo toma fuerza: hay que marcar el fin de una etapa ardua: el circulo en forma de aro, el pendiente de los marineros que sobevivían al paso más dificil. Y el tatuaje. Porque no??

El círculo se cierra con Hypatia de Alejandría. Una mujer consciente de su valía,de su poder,de su condición, como al principio. Una historia contada con círculos imperfectos: elipses, círculos vistos desde otro angulo, exactamente igual que el dibujo de la rueda alada... como una elipse, lo ultimo que pone Amenábar en los ojos de Hypatia.

Ese es el símbolo: un pediente y una tatuaje. Se cierra el círculo, la elipse, el viaje, y se dan todas las coordenadas para el camino. ¿Seré capaz?

Otra corta...

Aquí hay que dar marcha,no???
Pos vamos para Bingo, como dicen en Elsinore.