jueves, 25 de junio de 2009

El tonto Simón

Ya se retira el sol, y los hombres acechan sentados a la puerta del bar. Las parejas se van por la carretera, y aquí viene Simón con su extraño andar.
"Hola, Simón, ¿dónde vas tan aprisa? Para un poco, ¿qué quieres tomar?"
Dicen que siempre cuentas la misma historia, es lo que esperan todos, se sienten mejor: que tu papá murió por quemar la iglesia; que tu desdicha es castigo del Señor.

Eres tonto, Simón, y no tienes elección.De tu cráneo rapado al cero, quita esa gorra de obrero y sortea la cuestión, Simón.

Vuelve a enfilar tus pasos hacia la calle.. Si llamas a esa puerta, sale una mujer que te ofrece comida de vez en cuando y da conversación si te portas bien."Hola Simón, ¿dónde vas tan aprisa? Para un poco, ¿qué quieres comer?"
Has visto el engaño en sus ojos que ya no tienen más que decir. Los golpes ya no duelen, ¡ay Simón! Si pusieras tu cuerpo en acción...!

Vale más que te largues fuera del pueblo. Recita tu oración y no pienses mal.Tendrás allí el aliento de los luceros y tal vez el calor de algún animal.
Eres tonto, Simón, y no tienes elección.De tu cráneo rapado al cero, quita esa gorra de obrero y sortea la cuestión, Simón.

Si esto no es una obra de arte, que baje Dios y lo vea. Vale, me puede mi faceta "fan" auseroniana, un poco tardía, lo sé, pero más vale tarde que nunca, y no por mucho madrugar amanece más temprano.
Sííí, que tampoco tienen nada que ver un refrán con otro, ya lo sé: ¿qué se puede esperar de un loco?. La cosa es que este texto, leído en prosa, define y refleja de una manera sencilla, limpia y precisa, un aspecto de la vida social que ya no existe, pues ya no existe "el tonto del pueblo" como figura. Pero en el momento en que fue escrita esta letra, se hizo para usarse como canción, en la cual, la cadencia, el encaje de las palabras, la musicalización , conforman un equilibrio para trasnmitirnos realismo, reivindicación, cariño, y despreocupación de una forma soberbia.


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