lunes, 10 de octubre de 2011

Aire en la cara, pañuelos en el cuello.

Para la tristeza, la nostalgia, la desazón, el dolor de cabeza, para el telo que nos empaña el entusiasmo... para todo eso, lo mejor es salir a la calle y que se levante una ligera brisa. Un poco de aire, más o menos cálido, más o menos frío. Y que se encarame desde el suelo hasta nuestra mejilla, acariciándonos como si se tratase de un afectuoso recibimiento.

No se trata de un efecto exclusivo del otoño, esto puedesuceder en pleno verano, mirando a las olas, o tumbados sobre el césped. O asomándose a la ventana a regar las macetas. Es indiferente la cantidad o calidad, lo agradable y rompedor es rcibir, sea como sea, un poco dde viento en la cara, que nnos aparte el cabello de la frente.

Ayer no había mucho viento, pero se respiraba otoño cuando salí. Me puse un pañuelo alrededor del cuello, y eché de menos que el aire jugase con sus extremos.

Una manera poética de presentar este vídeo, imprescindible para poder salir al viento frío con estilo.